28 ene 2013

Balance del Congreso 2012, por Manuel Aris Alonso




Jefe de Incidencia de Fundación Ciudadano Inteligente // www.ciudadanointeligente.org
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El 2012 en el Congreso Nacional fue un año marcado por los conflictos de interés de los parlamentarios y la confirmación de una tendencia de deslegitimidad de la Constitución Política de Chile.
Este año ingresaron al Congreso 595 proyectos de Ley, siendo el 13% de ellos presentados por el Ejecutivo. Con esto, se mantiene la tendencia que observamos desde el año 2006, donde la proporción de mociones parlamentarias presentadas anualmente al Congreso superaron el 80% del total de los proyectos de Ley.
En relación a la publicación de leyes, observamos que el año 2012 se publicaron 87 leyes, superando el promedio anual del Congreso que, desde 1990, es de 72 leyes al año. Del total de leyes publicadas este año, el 64% corresponde a Proyectos de Ley ingresados al Congreso por el Ejecutivo.
Estos datos desmienten lo que algunos han señalado como “la pérdida de los consensos básicos en el Congreso”, pues aún estaríamos en lo que Rodrigo Obrador y Alfonso Pérez han denominado como el Statu Quo político institucional del Consenso, presente desde 1990 hasta la fecha. Donde sí podemos constatar que el statu quo está desafiado, es en relación a la Constitución Política de nuestro país.
Los datos muestran que existe una presión interna del sistema político por realizar modificaciones a la carta fundamental, ya que desde el año 2008 se observa que anualmente ingresan al Congreso más de 35 reformas constitucionales. Ante estos datos, vale la pena preguntarse qué tan legitimada está nuestra Constitución en el propio sistema político, y si es que resulta pertinente iniciar un proceso institucional de consulta para generar una Constitución que goce de mayor legitimidad.




Con respecto al rol legislativo del Gobierno, podemos observar que en los tres primeros años de gobierno, el de Sebastián Piñera ha logrado la aprobación de 114 proyectos de su autoría, posicionándose como el segundo gobierno con más proyectos de ley aprobados en los 3 primeros años de gobierno.


Sin embargo, cuando revisamos el número de proyectos de ley publicados en relación a los proyectos de ley presentados, la eficiencia del Gobierno de Sebastián Piñera disminuye en comparación a los gobiernos que lo antecedieron. Tal como se aprecia en el gráfico a continuación, en los primeros 3 años de Gobierno el Presidente Piñera ha logrado publicar el 45% de los proyectos que ha presentado al Congreso, mientras los Gobiernos anteriores, en igual período de tiempo, superaban esta cifra.
El 2012 en el Congreso, sin duda alguna, estuvo marcado por los conflictos de interés de los parlamentarios. La confusión entre el interés privado y el interés público fue una constante que afectó la confianza de la ciudadanía en esta institución.




El hito que más daño le hizo al Congreso este año fue la votación de parlamentarios con conflictos de interés en el proyecto de Ley de Pesca.
La participación en la tramitación de la Ley de Pesca por parte de Jovino Novoa y Andrés Zaldívar, sumado a las desafortunadas declaraciones de Carlos Larraín, demostraron que el sistema de autorregulación en el Congreso no está funcionando, y que parlamentarios de larga trayectoria política aún no comprenden el real sentido de responsabilidad de los cargos que ostentan.
Las acciones de estos parlamentarios, contrariando la Ley Orgánica Constitucional del Congreso, no tuvo costos para ellos, al menos hasta el momento.
Esto porque el diseño institucional, que le otorga facultades de sanción a la Comisión de Ética, no es suficiente, o no ha sido, hasta el momento, eficiente en el cumplimiento de velar por los principios de transparencia y probidad, según la potestad que le entrega la Ley.
El 2012 se fue sin que hubiera avances legislativos en asuntos clave relacionados con la transparencia. Las modificaciones a la Ley Orgánica Constitucional del Congreso, la Ley de Probidad, la Ley de Financiamiento de la Política y la Ley del Lobby, entre otras, son los grandes desafíos legislativos para el 2013, por lo que merecen mayor atención de los parlamentarios y del ejecutivo -en su rol de colegislador- para revertir la tendencia a la baja de la credibilidad de nuestras instituciones.