Las demandas de hoy y las de ayer. Por Manuel Riesco

¿Las demandas de hoy son las mismas que las de hace 40 años? ¿O los movimientos sociales luchan hoy día por los derechos que les arrebató la dictadura?

Conoce la cantidad de postulación y Ranking PSU 2013!

Tras la publicación de los resultados de las postulaciones a las universidades, se revelaron las carreras que registraron más interesados en el país. Las ingernierías, derecho y medicina siguen siendo las carreras con mayor postulación, y nuevamente, las pedagogías son las menos demandadas.

28 ene 2013

Balance del Congreso 2012, por Manuel Aris Alonso




Jefe de Incidencia de Fundación Ciudadano Inteligente // www.ciudadanointeligente.org
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El 2012 en el Congreso Nacional fue un año marcado por los conflictos de interés de los parlamentarios y la confirmación de una tendencia de deslegitimidad de la Constitución Política de Chile.
Este año ingresaron al Congreso 595 proyectos de Ley, siendo el 13% de ellos presentados por el Ejecutivo. Con esto, se mantiene la tendencia que observamos desde el año 2006, donde la proporción de mociones parlamentarias presentadas anualmente al Congreso superaron el 80% del total de los proyectos de Ley.
En relación a la publicación de leyes, observamos que el año 2012 se publicaron 87 leyes, superando el promedio anual del Congreso que, desde 1990, es de 72 leyes al año. Del total de leyes publicadas este año, el 64% corresponde a Proyectos de Ley ingresados al Congreso por el Ejecutivo.
Estos datos desmienten lo que algunos han señalado como “la pérdida de los consensos básicos en el Congreso”, pues aún estaríamos en lo que Rodrigo Obrador y Alfonso Pérez han denominado como el Statu Quo político institucional del Consenso, presente desde 1990 hasta la fecha. Donde sí podemos constatar que el statu quo está desafiado, es en relación a la Constitución Política de nuestro país.
Los datos muestran que existe una presión interna del sistema político por realizar modificaciones a la carta fundamental, ya que desde el año 2008 se observa que anualmente ingresan al Congreso más de 35 reformas constitucionales. Ante estos datos, vale la pena preguntarse qué tan legitimada está nuestra Constitución en el propio sistema político, y si es que resulta pertinente iniciar un proceso institucional de consulta para generar una Constitución que goce de mayor legitimidad.




Con respecto al rol legislativo del Gobierno, podemos observar que en los tres primeros años de gobierno, el de Sebastián Piñera ha logrado la aprobación de 114 proyectos de su autoría, posicionándose como el segundo gobierno con más proyectos de ley aprobados en los 3 primeros años de gobierno.


Sin embargo, cuando revisamos el número de proyectos de ley publicados en relación a los proyectos de ley presentados, la eficiencia del Gobierno de Sebastián Piñera disminuye en comparación a los gobiernos que lo antecedieron. Tal como se aprecia en el gráfico a continuación, en los primeros 3 años de Gobierno el Presidente Piñera ha logrado publicar el 45% de los proyectos que ha presentado al Congreso, mientras los Gobiernos anteriores, en igual período de tiempo, superaban esta cifra.
El 2012 en el Congreso, sin duda alguna, estuvo marcado por los conflictos de interés de los parlamentarios. La confusión entre el interés privado y el interés público fue una constante que afectó la confianza de la ciudadanía en esta institución.




El hito que más daño le hizo al Congreso este año fue la votación de parlamentarios con conflictos de interés en el proyecto de Ley de Pesca.
La participación en la tramitación de la Ley de Pesca por parte de Jovino Novoa y Andrés Zaldívar, sumado a las desafortunadas declaraciones de Carlos Larraín, demostraron que el sistema de autorregulación en el Congreso no está funcionando, y que parlamentarios de larga trayectoria política aún no comprenden el real sentido de responsabilidad de los cargos que ostentan.
Las acciones de estos parlamentarios, contrariando la Ley Orgánica Constitucional del Congreso, no tuvo costos para ellos, al menos hasta el momento.
Esto porque el diseño institucional, que le otorga facultades de sanción a la Comisión de Ética, no es suficiente, o no ha sido, hasta el momento, eficiente en el cumplimiento de velar por los principios de transparencia y probidad, según la potestad que le entrega la Ley.
El 2012 se fue sin que hubiera avances legislativos en asuntos clave relacionados con la transparencia. Las modificaciones a la Ley Orgánica Constitucional del Congreso, la Ley de Probidad, la Ley de Financiamiento de la Política y la Ley del Lobby, entre otras, son los grandes desafíos legislativos para el 2013, por lo que merecen mayor atención de los parlamentarios y del ejecutivo -en su rol de colegislador- para revertir la tendencia a la baja de la credibilidad de nuestras instituciones.

Eduardo Galeano: “Escribo cuando me pica la mano”, por Alejandro Lavquén.


El escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor del celebrado libro Las venas abiertas de América Latina, visitó Chile para recibir el XVIII Premio N’aitun, que otorga la Corporación Cultural Artistas Pro-Ecología. Durante su estadía en nuestro país también fue presentado su libro Los hijos de los días ante un público que desbordó la Sala Antonio Varas.

El premio que recibes lo otorga una agrupación ecológica ¿Crees que en la actualidad el factor ecológico se ha convertido en una herramienta de lucha política?
“La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa nada. Entonces desconfío mucho de la etiqueta política. Lo que sí creo es que hay un trágico divorcio del que tampoco se ha salvado, lamentablemente, buena parte de la izquierda latinoamericana ni los gobiernos progresistas que tenemos hoy en algunos países, que es el divorcio entre los derechos humanos y los derechos de la naturaleza, como si no fueran lo que son: dos nombres de una misma dignidad. Y eso me parece que tiene consecuencias terribles para la tierra que habitamos, para el aire que respiramos, para el agua que bebemos y para todo lo que tiene que ver con la naturaleza de la cual formamos parte. A partir de la conquista de América se impuso el criterio que suprimía la naturaleza como fuente de derecho, de lenguaje. Hubo que esperar la Constitución de la República del Ecuador, muy reciente, para que se recuperara esa unidad perdida y se reivindicaran los derechos de la naturaleza”.
Tu libro “Las venas abiertas de América Latina”, a pesar de ser publicado en 1971, se sigue vendiendo como si hubiese sido editado ayer ¿A qué tribuyes este fenómeno?
“Fue un punto de partida, después cada libro empuja otro libro. Las venas fue un punto de partida, no de llegada. A partir de ahí fui desarrollando un lenguaje propio. Abarqué  otros estados, otros perfiles, otros temas de la realidad que no están en Las venas, que es sobre todo un libro centrado en la historia económico-política de América Latina.
Respecto a su vigencia, eso ocurre, lamentablemente, porque la realidad no ha cambiado mucho desde que el libro se escribió. Ojalá fuera una obra de arqueología, esa sería mi intención. Entre otras cosas porque me dejarían en paz. No me preguntarían más nada sobre el libro [lo dice con humor]. Me pasa con Las venas lo mismo que al pobre Kino con Mafalda, que lo único que quiere es estrangularla… Pero la verdad es que estoy muy orgulloso de ese libro, pues después de tantos años ha influido sobre tanta gente y en tantos procesos”.
Y ha creado conciencia
“Mucha, sí. Lo cual demuestra que escribir no es una pasión inútil. Escribir es un modo de comunicación, y en este caso ese libro [Las venas] tuvo la suerte de llegar a muchas manos y de pasar por varias generaciones. Me siento muy feliz con él”.
Sobre el libro “Los hijos de los días” qué nos puedes decir.
“Es un libro que tiene la forma de un calendario. Es como un almanaque, y de cada día brota una historia. Nació de una frase que escuché hace ya muchos años en mis andanzas, pues soy un caminante. En una comunidad maya de Chiapas escuché decir ‘nosotros somos hijos de los días’. La cultura maya es la única cultura de las Américas en la que es el tiempo el que funda el espacio. O sea el espacio es hijo del tiempo y no al revés. Me quedó grabada esa frase, me pareció muy hermosa. De ahí el título del libro, que es un homenaje a esa frase. Y como te decía, el libro es un calendario donde cada día es una historia”.

Entonces contiene una diversidad de temas, cómo el afán de cada día.
“Claro, los temas más diversos que te puedas imaginar. Sí es un libro que no hace caso ni del mapa ni de las órdenes que los calendarios pueden dar, al revés, vive el calendario como un espacio de libertad, y ese espacio de libertad nos cuenta que cada día tiene un cuento. Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero yo estoy seguro de que también estamos hechos de historias”.
En tus libros siempre se toca el tema político, pero tú no eres un político
“El tema político está presente y está ausente. Está y no está. Depende de lo que se entienda por tema político. Mis libros se ocupan de todo. De todos los temas imaginables. Nada de lo humano me es ajeno, pero me interesa también la vida de los bichos, los fenómenos de la naturaleza. Por lo tanto la etiqueta de escritor político es algo que rechazo, porque me limita y me amenaza con convertirme en un autor panfletario, a las órdenes de algún partido o alguna religión, y eso no tiene nada que ver conmigo. Soy un hombre muy libre y escribo muy libremente. En realidad escribo cuando me pica la mano. Y quiero contar porqué. Esto se lo escuché una vez a un negro tamborero de Santiago de Cuba, hace muchos años. Eran como las tres de la mañana y llevaba tocando muchas horas, entonces le pregunté cómo lo hacía. Al tambor le arrancaba voces, llantos, risas, era impresionante, el tipo era un mago. Él me respondió: Yo toco cuando me pica la mano. Me pasa lo mismo, escribo cuando me pica la mano, no obedezco ninguna orden, ni las de afuera ni las de adentro. No escribo por cumplir, sino cuando me pica la mano”.     
En muchos países latinoamericanos se ha estado cediendo –en los últimos años- territorio forestal, minero, ganadero, incluso marítimo, a las grandes empresas transnacionales. Debido a esto ¿Crees que llegará el momento en que la soberanía de los pueblos termine totalmente en manos privadas?
“No sé, porque no soy profeta. Pero sí sé que se está repitiendo la historia trágicamente. La historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales, y en eso no se equivocó La venas, pues es un libro que describe muy bien ese proceso de vaciamiento. Hay que saber cuidar los recursos naturales. No hay que entregar la naturaleza a las fauces abiertas del sistema de poder que devora todo lo que se le arrima. El sistema capitalista se come todo lo que encuentra. Incluye una ideología, una moral, una concepción de la vida y de las cosas que es peligrosa para el género humano y para el planeta que habitamos. Es bueno, bajo ese sistema, todo lo que es rentable, y todo lo que no es rentable no merece existir. Eso conduce a la rifa del planeta. De hecho las dos actividades más lucrativas en el mundo de hoy son actividades enemigas de la condición humana: el comercio de drogas y el comercio de armas. Las armas son parte esencial de la industria  militar, que es en realidad una industria criminal”.
El último tiempo la gente ha comenzado a oponerse con fuerza a las arbitrariedades del sistema, utilizando sobre todo la tecnología para comunicarse. Me refiero a Internet.
“Paradójicamente algo que nació –Internet- al servicio de la muerte, como un invento del Pentágono para coordinar en escala planetaria sus planes de agresión contra otros países, se convirtió en un instrumento de vida. La gente transformó en su fin original y gracias a eso puede encontrarse, reunirse en torno a objetivos comunes y puede auto convocarse para rechazar las injusticias. Para protestar. Son esas paradojas que te ayudan a vivir y te demuestran que no hay nada definitivo. Hay muchas cosas que nacen en un sentido y terminan viviendo en otro”.
Una alternativa al capitalismo es el proyecto de Chávez en Venezuela ¿Qué opinión te merece ese proceso?
“El proyecto de unidad latinoamericana viene de mucho antes de Chávez, pero él ha hecho mucho por impulsarlo, por llevarlo adelante. Es un proceso lento y difícil. No se puede hacer en un día, ni en dos, ni en una semana ni en un año, por la sencilla razón de que América Latina contiene contradicciones internas que hacen que algunos países tengan más fuerza que otros, más poder que otros. Entonces se reproducen dentro de las fronteras nuestras las contradicciones que padece el mundo. Tenemos contradicciones que no se van a superar de un día para otro. Tú no puedes decir por decreto que a partir de hoy la solidaridad va a sustituir el egoísmo impuesto durante siglos en el mundo. Muchas de las cosas que han hecho, por ejemplo, Brasil con Bolivia o Paraguay, se parecen a lo que escuché decir una vez a un jefe de policía en México. Me dijo: lo que nosotros le hacemos a los centroamericanos es igualito a lo que los gringos nos hacen a nosotros. O sea, cada uno humilla al otro, que a la vez humilla al otro que también humilla al otro. Son nuestras contradicciones”.    
Tú siempre has mantenido posiciones de izquierda, a pesar de las caídas de muros y el fin de la guerra fría.
“Lo de la izquierda, entre paréntesis, pero quiero explicar porqué digo entre paréntesis. Por supuesto que soy un hombre de izquierda, claro que sí. Si mañana se me ocurre decir que pasé a la derecha nadie me va a creer. Soy de izquierda, pero eso no significa que yo confunda, como muchos compañeros, por cierto muy queridos por mí, la religión con la política, nos soy fanático ni religioso en política. No creo en el fanatismo, creo que los fanáticos deberían estar todos encerrados en el manicomio, porque son peligrosos. Pero porqué te digo esto de la izquierda y la política y de la derecha. Porque a veces ha conducido a ciertos esquematismos que no coinciden con la realidad. En el año 1830 y pico, Nicaragua fue uno de los primeros países que legalizó el aborto en los casos en que corriera peligro la salud de la mujer, la vida de la mujer. En ese momento gobernaba en Nicaragua el partido conservador, un partido de derecha y que fue el que promulgó la ley. Pasó un siglo y medio más o menos y un gobierno de izquierda, sandinista, anuló la ley y condenó a las mujeres pobres a la cárcel o al cementerio. Y eso la gente no lo sabe. A mí, bajo esos parámetros, que me aclaren qué es izquierda y qué es derecha, porque si izquierdista es el gobierno que ilegalizó el aborto que habría sido legalizado por un gobierno de derecha entonces estamos todos locos. Habría que recuperar el sentido de las palabras, que es en definitiva la función primordial de un escritor, contribuir a limpiar el diccionario”.      
En Chile sucede esa confusión, cierta izquierda parece de derecha.
“Yo sobre Chile no voy a hablar, por una razón muy simple, no vendo hielo a los esquimales. Ponelo ahí, escríbelo, yo no vendo hielo a los esquimales. No vengo a Chile para decirle a los chilenos cómo es la realidad chilena, pero ponelo, porque a veces viene un tipo de afuera y está, en el caso de Uruguay, cinco días en Punta del Este, y termina escribiendo un libro sobre el Uruguay. La realidad de un país es muy compleja, muy contradictoria, muy difícil de desentrañar, y para conocer una realidad no es asunto de estar unos días, una semana o dos o tres en un país. La realidad de cada país es una señora bastante misteriosa”.
Como ir a Argentina y tratar de entender el peronismo y explicárselos a los argentinos.
“Claro…, ellos están deseando que alguien lo explique”.
Tú has dicho –o escrito- que el mundo está al revés
“Habitamos un mundo al revés por la sencilla razón de que es un mundo que recompensa la especulación y castiga el trabajo. Entonces es un mundo al revés porque recompensa al revés, recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar”.
Dices que escribes cuando te pica la mano. Te ha picado últimamente.
“Por suerte no me faltan picazones en la mano y escribo constantemente. Además es lo único que más o menos me sale. A lo largo de mi vida quise ser muchas cosas que no pude ser. Quise ser santo cuando era chico, que era muy místico, pero mi tendencia natural al pecado me lo impidió. Quise ser jugador de fútbol, como todos los uruguayos, pero era un pata de palo terrible. Quise ser pintor, dibujante, muchísimas cosas y trabajé en muchas. Fui obrero en una fábrica, cobrador, dibujante de letras, etcétera”.
¿En qué momento te das cuenta que lo tuyo era ser escritor?
Cuando me di cuenta de que era un inútil total. Entonces alo tenía que hacer en la vida, y la verdad es que la literatura me ha dado muchas alegrías. La certeza de que uno puede escribir de tal manera que las palabras que broten de una página toquen la cara de quien la está leyendo, como si las palabras tuvieran dedos, como un contacto real. No sé si me explico bien.
Cuando uno lee tus libros se da cuenta de que no te encasillas en un género determinado.
“Por suerte creo que estoy fuera de los géneros. Y eso es el resultado de muchos años de trabajo en que fui descubriendo que lo mío era una síntesis de diferentes géneros. Una tentativa de síntesis para recuperar la unidad perdida del lenguaje humano. Entonces no es clasificable porque además también eso proviene de un rechazo a la mala costumbre de ponerle etiquetas a la gente en su frente, de encasillarlo todo. Cuando se habla de literatura política me pregunto si hay alguna literatura que no sea política. Si no hay alguna literatura que elija entre la libertad y el miedo. Y lo mismo con las personas, nunca coinciden las etiquetas. Yo les disparo a las etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de qué. Yo digo: de todo, de cualquier cosa. O cuándo me dicen usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo mejor la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría, porque la literatura que más me gusta es la que revela la poesía escondida”.

27 ene 2013

La gran pregunta, por Manuel Riesco


¿Hasta qué punto, y bajo qué condiciones, un modelo de crecimiento económico basado en la industria extractiva es o puede volverse consistente con una apuesta por formas de inclusión democrática, calidad de vida y salud ambiental que sean sostenibles en el tiempo?
Lograrlo dejaría contentos a todos, pero lamentablemente no se puede. La teoría económica y las experiencias neoliberales recientes, han demostrado que los países ricos en recursos naturales deben optar: o viven de la renta de los mismos y peor aún, del "chorreo" de aquella, o la utilizan para impulsar las únicas economías que pueden resultar consistentes con dicha apuesta: aquellas basadas en el valor agregado por el trabajo de sus ciudadanas y ciudadanos.
Es una cosa o la otra. El modelo noruego es el opuesto del chileno: Bajo el primero, los recursos naturales son una bendición, que han permitido a su pueblo alcanzar el más elevado desarrollo humano del mundo, sin menoscabo de la producción interna de valor agregado. El segundo demuestra que pueden convertirse en una maldición, cuando caen en manos de grandes corporaciones rentistas privadas, cuya hegemonía puede distorsionar la economía y la sociedad, y depredar el medio ambiente.
Lamentablemente, al parecer, todavía no hay plena conciencia de ello entre las elites y autoridades de Chile y otros países de la región Andina. Un seminario en torno a esa pregunta tuvo lugar en Bogotá, en diciembre del 2012, en el marco de la celebración de los 50 años de la Fundación Ford en la región y reunió a dirigentes de movimientos sociales, con presencia de empresarios, junto a autoridades políticas locales y nacionales, incluyendo algunos ministros de Colombia y Perú y figuras como el expresidente chileno, Ricardo Lagos.
El debate giró principalmente en torno a cómo la industria extractiva puede aportar más a las comunidades, a los países y al cuidado del medioambiente, lo cual resultaría verdaderamente encantador. Sin embargo, la pregunta de fondo respecto del modelo de crecimiento basado en la industria extractiva, apenas fue insinuada. ¿Está sucediendo lo mismo en el debate programático de las candidaturas presidenciales en Chile?
Teoría
Como es bien sabido, uno de los descubrimientos fundacionales de la teoría económica moderna, es que no todos los productos ni todas las empresas son iguales: los bienes y servicios producidos en condiciones competitivas, son fundamentalmente diferentes a aquellos otros cuya producción está constreñida por algún recurso escaso, o es afectada por monopolios de otro tipo; asimismo, Apple y Exxon son las dos corporaciones más valiosas del mundo, sin embargo, una y otra son de muy distinto pelaje.
Los precios de los primeros tienden establemente a la baja, mientras los segundos fluctúan continuamente, a veces en forma enloquecida, según los vaivenes de la demanda. Los mercados de aquellos son el ambiente natural de las empresas auténticamente capitalistas, mientras los de éstos están dominados por grandes rentistas, que se han apropiado de recursos escasos o han logrado imponer monopolios de otro tipo.
Los precios competitivos tienden a igualarse con los costos de producción promedios, que incluyen la ganancia capitalista media. Es decir, se determinan exclusivamente desde el lado de la oferta, la que se acomoda con elasticidad a las permanentes fluctuaciones de la demanda. La única manera en que un grupo de capitalistas logran obtener una ganancia superior a la media, es mediante la innovación para mejorar sus diseños y bajar sus costos. Dicha ganancia extraordinaria proviene de una transferencia, de parte del valor agregado por los más lerdos entre sus competidores. Éstos no obtienen ganancia alguna o muy poca, puesto que el precio se establece al nivel de los costos de la mayoría de los productores, los que coinciden con el promedio de esa industria. Nadie allí puede clavar la rueda de la fortuna ni dormir sobre sus laureles. Los innovadores de hoy pueden estar mañana en el montón, quedar entre los rezagados o ser expulsados del mercado sin muchos miramientos.
La oferta de los segundos, en cambio, está constreñida por la escasez de los recursos de mejor calidad. Por lo tanto, para satisfacer los incrementos de la demanda, se hace necesario poner en producción los de calidad inferior. De este modo, los precios se fijan al nivel de los productores con costos más elevados. En consecuencia, todos los demás obtienen un sobreprecio por encima de los suyos. Éste genera una sobreganancia, por sobre la que obtienen en promedio los capitalistas que operan en mercados competitivos, la que se transforma en renta de los recursos de mejor calidad relativa, cuyos propietarios lo exigen como una suerte de peaje para permitir el acceso a los mismos. Por este motivo fue denominada "renta diferencial" por David Ricardo (1817). Incluso los propietarios de los recursos con menos bendiciones, exigirán una renta para ponerlos en producción, la que Marx (1867) denominó "renta absoluta". Si por añadidura, los recursos no son renovables, su escasez relativa resultará aún más restrictiva, puesto que siempre será conveniente guardar parte de ellos para el futuro, lo que da origen a lo que Hötelling (1929) denominó "renta ínter temporal." Paul Samuelson (1948), demostró que los monopolios de cualquier tipo también se las arreglan para vender por encima de sus costos de producción y denominó "cuasi renta" a la que obtienen a partir de su control de mercados que no están limitados por factores escasos.
¿Quién paga la renta? La ley económica fundamental establece que, en la economía mundial en su conjunto, la suma de todos los precios no puede exceder a la suma de todos los costos de producción. De este modo, si algunos bienes o servicios se venden por encima del costo, necesariamente otros deben venderse por debajo de los suyos. La alternativa sería pagar el sobreprecio con ahorros, pero éstos se agotan. Tampoco se ha visto que las rentas se paguen con cargamentos de oro llegados de otros planetas.
Por otra parte, los costos son iguales a la suma de las compras netas de insumos y depreciaciones de bienes, producidos en períodos anteriores, más el valor agregado en todos los procesos de producción, en un período dado. Este último es el producto interno bruto (PIB) creado cada año, el que a su vez se distribuye en ingresos del trabajo, excedentes de explotación e impuestos menos subsidios estatales. Las rentas se sustraen de los excedentes de explotación, rebajando la ganancia media de los capitalistas y, consecuentemente, los precios de todas las mercancías producidas en condiciones competitivas. De este modo, las compras netas de insumos y depreciaciones que provienen de períodos anteriores, más los salarios, ganancias y rentas en que, según la fórmula trinitaria de Adam Smith (1776), se distribuye el PIB del período en curso, conforman la demanda solvente para los bienes y servicios producidos en un año determinado, en la economía mundial en su conjunto.
Todos los recursos escasos generan renta, tanto si prestan servicios, como ocurre con los profesionales afamados y la tierra urbana, como si se trata de factores de producción de bienes, como los minerales que yacen en sus depósitos, la tierra virgen, agrícola o forestal y el agua, así como la vías urbanas, pesquerías e incluso la atmósfera, cuando el acceso a los mismos es regulado. El "precio" de estos elementos no se origina en su costo de producción, puesto que no lo poseen por definición, sino en el flujo descontado de sus rentas futuras.
Sin embargo, lo que da origen a la clase social especial de los rentistas - que son muy diferentes a los capitalistas -, es la propiedad privada sobre trozos del planeta y sus recursos. Según Marx, en una sociedad más avanzada del futuro, ella "será considerada algo tan monstruoso como la propiedad de un ser humano sobre sus semejantes." Si la clase de los rentistas logra imponer su hegemonía en países ricos en recursos naturales, pueden generar enormes distorsiones en su estructura productiva y social.
Paul Samuelson advierte que si las rentas se privatizan, equivalen a un subsidio a las inversiones que se dirigen a esas industrias, puesto que si logran apropiarse de los recursos, las empresas que los explotan obtienen la ganancia capitalista media por las operaciones productivas que allí realicen, más la renta de los recursos de los cuales se han apoderado. La consecuencia es la sobreinversión en dichos sectores, con perjuicio de la producción interna de valor agregado en la economía en su conjunto. Como se ha visto, las rentas no constituyen creación, sino transferencias de valor agregado, desde las industrias competitivas a los rentistas, a costa de una reducción de la ganancia capitalista media.
Si dicha transferencia se origina dentro del mismo país, como ocurre en economías grandes con bajo peso del comercio exterior, el resultado es una reducción significativa de la ganancia capitalista media de la economía en cuestión, con la consecuente pérdida de dinamismo. Es lo que ocurre en el mundo en su conjunto, en períodos de altos precios de los recursos: una proporción creciente de la ganancia capitalista global se desvía como pago de rentistas, lo que bien puede conducir a una recesión global; es por eso que el alza en el precio del petróleo, por ejemplo, genera una desaceleración económica.
En caso que las rentas se originen en recursos exportados, como sucede generalmente en las economías relativamente pequeñas y ricas en recursos naturales, dichas transferencia provienen de los países que los consumen. En este caso, el resultado es la denominada "Enfermedad Holandesa." Ésta no consiste solamente en una apreciación del tipo de cambio, como usualmente se piensa, sino en un peso desproporcionado de las rentas en la economía de ese país, que la hace vulnerable a las fluctuaciones en los precios de los recursos exportados. Puede haber asimismo superávit persistentes en el comercio exterior, en países que no exportan productos con renta, sino producidos en condiciones competitivas. A diferencia de aquellos, el precio de éstos se origina exclusivamente en el valor agregado en su proceso productivo interno, es decir, es igual a su costo de producción. En ambos casos habrá una apreciación del tipo de cambio y un excedente exportado, cuyo valor en dinero podrá ser atesorado o reexportado como capital. Sin embargo, no todos los superávit comerciales son iguales, ni todos los países exportadores son afectados por la "Enfermedad Holandesa." En el caso de países como Alemania o Corea, por ejemplo, para enfrentar una contracción del mercado mundial, basta con que redirijan al mercado interno el excedente antes exportado. Existirá allí una demanda solvente para absorberlo, puesto que consiste exclusivamente en valor agregado internamente, y pagado íntegramente como costo de los factores de producción, incluyendo la ganancia capitalista media. De este modo esas economías podrán continuar produciendo al mismo nivel anterior, aunque probablemente deberán modificar la composición de su producción para adecuarla a la demanda interna; producir menos camiones y más automóviles, por ejemplo, pero con una suma de valor similar. Incluso puede beneficiar a la población, que ahora consumirá todo lo que produce.
En cambio, en los países que reciben elevadas transferencias de renta desde el exterior, ésta se desvanece en el aire al contraerse la demanda mundial. De este modo, se enfrentan a la triste realidad de rebajar su nivel de vida al valor agregado en sus procesos productivos internos. Su economía se reduce exactamente en la magnitud de las rentas transferidas desde el exterior, es decir, en el sobreprecio de los recursos antes exportados, por encima de sus costos de producción; al desaparecer dicho sobreprecio, una parte del PIB del país en cuestión simplemente se esfuma. Muchos países exportadores de materias primas han corrido esta suerte en el pasado, entre ellos Chile, cuando la Gran Depresión desvaneció la renta del salitre.
Como señaló hace poco el diario británico Financial Times, la economía de los recursos es como la de los buscadores de tesoros: su precio no guarda relación con el costo de encontrarlos y extraerlos, sino que se determina exclusivamente por la demanda y, como bien sabía el arrendatario escocés James Anderson (1777), inventor del arado escocés y autor de la teoría de la renta, ésta equivale a un tributo que los capitalistas pagan a los terratenientes.
Por estas razones, los auténticos capitalistas y la teoría económica desde sus mismos inicios, han promovido la nacionalización de los recursos naturales, la legislación antimonopolios y/o la captura de las rentas por parte del Estado: De este modo se nivela el terreno a la competencia en todas las industrias por igual, logrando una distribución óptima de las inversiones productivas y un aprovechamiento de las rentas en beneficio del conjunto de la sociedad, en lugar de alimentar con ellas a una clase parasitaria.
Práctica
Los países han asimilado estas lecciones en buena medida, de una manera u otra. Casi todos ellos han establecido la propiedad del Estado sobre los recursos del subsuelo, el agua, los fondos marinos, así como su soberanía sobre la tierra en general; en los países emergentes, ésta es una de las principales herencias del desarrollismo estatal del siglo 20. Actualmente, las empresas estatales tienen acceso a más del 85 por ciento de las reservas mundiales de petróleo e incluso en países donde se permite un acceso limitado de empresas privadas a las mismas, como el Reino Unido o Noruega, su renta es capturada casi íntegramente por el Estado, mediante regalías y otros mecanismos.
Sin embargo, el auge neoliberal de las últimas décadas, representó un retroceso significativo en esta materia, permitiendo la privatización de vastas reservas de recursos naturales, de los cuales se han apropiado las grandes corporaciones rentistas transnacionales, las que se han fortalecido extraordinariamente en este período.
Ha sido más bien al revés. El renacer del neoliberalismo desde las cenizas a las que fue reducido tras la Gran Depresión, y su auge global en las últimas cuatro décadas, se explican principalmente por la hipertrofia del sector financiero durante el mismo período, que los apadrinó cariñosamente. Sin embargo, las grandes corporaciones rentistas no han sido ajenas a este fenómeno, ni mucho menos. Su tamaño e influencia también creció extraordinariamente en estos años, especialmente el de las grandes petroleras tras el alza del precio del crudo en los años 1970. Su influencia sobre el Reaganismo es bien conocida y éste, a su vez, fue determinante en el renacimiento neoliberal, el cual ha sido auspiciado generosamente por las grandes corporaciones rentistas, en todo el mundo.
El rasgo anti Estado del neoliberalismo, anarquismo burgués como lo denomina Eric Hobsbawm, le viene como anillo al dedo no solo a los banqueros, que con su ayuda lograron imponer la globalización sin trabas del capital especulativo. Ello también resulta favorable para los grandes rentistas, los que por estos días se han vuelto librecambistas a ultranza: no requieren protección estatal alguna, puesto que están sentados encima de ella. Son partidarios de bajar los aranceles a cero, porque de ese modo abaratan sus insumos.
El neoliberalismo les ofrece un atractivo adicional: es la única escuela económica que considera irrelevante la teoría de la renta; no la niega pero dice que no es significativa puesto que, según ellos, en el largo plazo, no existirían recursos escasos. Nada puede ser más seductor para los grandes rentistas. No se la pueden creer: por primera vez, una escuela de economistas reniega de lo que ha sido una piedra angular de esta ciencia desde hace doscientos cincuenta años.
Las grandes corporaciones rentistas constituyen una suerte de híbridos. Tal como ocurría con las que profitaban del vil tráfico antes de su abolición, sus acciones se transan en las principales bolsas mundiales, como si fuesen empresas capitalistas respetables. Operan asimismo en su interior, algunas actividades productivas y comerciales propiamente capitalistas. De hecho, subcontratan la mayor parte de sus actividades de exploración, extracción, refinación y transporte, así como parte de sus operaciones comerciales, con filiales o contratistas externos, propiamente capitalistas, en las cuales ocupan a algunas decenas de miles de trabajadores a nivel mundial. Sin embargo, el grueso de sus ingresos y utilidades no provienen del valor agregado por éstos, sino de la renta de los recursos de los cuales se han apropiado. Aunque la mona se vista de seda...
De las veinte mayores empresas globales en la actualidad, según su capitalización bursátil, seis son petroleras o mineras: Exxon, Shell, Chevron, BHP Billiton, Petrochina y Petrobras, sin embargo, las dos últimas son estatales. Las cuatro primeras se cuentan a su vez entre las diez mayores corporaciones del mundo según sus ventas, seis de las cuales son rentistas, incluyendo a British Petroleum y la Estatal rusa Gazprom además de las anteriores.
El nivel de apropiación de recursos por parte de estas corporaciones no tiene precedentes. En Chile, por ejemplo, a pesar que la Constitución establece la propiedad estatal "inalienable e intransferible" del subsuelo, un puñado de grandes empresas mineras han declarado "concesiones plenas" sobre poco menos de 28 millones de hectáreas, área que cubre más de un tercio del territorio nacional y es mayor que la superficie total del Reino Unido. Dichas concesiones son indefinidas, hereditarias y transferibles, fueron adquiridas sin pago alguno y el costo de mantenerlas es un dólar por hectárea al año. Si el Estado quiere recuperarlas, debe pagar el valor total de los minerales que eventualmente se encuentren en ellas. En Perú y Colombia, las mineras privadas se han adjudicado asimismo concesiones sobre más de veinte millones de hectáreas en cada caso, aunque las mismas son temporales y están sometidas por lo general a regalías.
Estas últimas no se aplican a la explotación de los minerales en Chile, que recién el 2003 estableció un tímido impuesto específico a las utilidades de las mineras, que el 2010 se incrementó al doble. Según el Servicio de Impuestos Internos, el Impuesto Específico a la Actividad Minera recaudó un promedio de 389 millones de dólares anuales, entre 2005 y 2010. La Estatal CODELCO representó un 60 por ciento de ese tributo, por lo que las privadas pagaron solo 233 millones de dólares anuales en promedio, lo que equivale aproximadamente a un 0,9 por ciento de sus ingresos de explotación, los que promediaron 25.703 millones de dólares por año, en ese período. Dicho impuesto representó el 1,45 por ciento de sus utilidades antes de impuestos, intereses, depreciación y amortización, que se conocen por su sigla en inglés, EBITDA. Estas últimas promediaron 16.127 millones de dólares anuales, cifra que equivale casi exactamente a la mitad de los ingresos tributarios totales promedio del Estado, en el mismo período. Es decir, los chilenos sostienen un Estado y medio: uno mediante sus impuestos y medio adicional con la renta que "conceden" a las mineras privadas.
Sus panegiristas gustan de embolinar la perdiz con los impuestos a la renta aportados por "la industria" al erario nacional. En Chile, por ejemplo, generalmente publican los aportes al Estado de "la minería," sin detallar que CODELCO aporta dos tercios de estos recursos controlando sólo un tercio de la producción. La verdad es que aparte del impuesto específico antes referido, los propietarios de la "industria" minera pagan menos impuestos a la renta que los dueños de una modesta pastelería.
En ambos casos, la empresa misma debe pagar el denominado impuesto de primera categoría, que actualmente es de 20 por ciento sobre las utilidades. En ambos casos, hacen uso de toda una batería de artilugios contables que les permiten postergar dicho pago, o eludirlo derechamente. Ciertamente, las mineras han demostrado en esta materia una creatividad y capacidad de innovación a toda prueba, que harían las delicias de los pasteleros.
Nadie como la minería ha utilizado tanto el sobre endeudamiento con filiales en paraísos fiscales, para remesar utilidades bajo la forma de intereses, eludiendo impuestos. Nadie ha usado y abusado como ellos de los beneficios de la depreciación acelerada. Principalmente mediante estos mecanismos, Exxon operó un mineral de cobre en Chile durante 23 años a pérdida, para luego venderlo a Anglo American ¡en 1.500 millones de dólares! Estudios publicados por NN.UU. han demostrado que, incluso mineras que posan de líderes en "responsabilidad social corporativa," eludieron impuestos al subdeclarar el contenido de oro, plata, molibdeno y otros "subproductos," en los concentrados que venden a sus filiales en el extranjero, a los cuales pagaron, además, cargos de refinación superiores al precio más alto del mercado y, finalmente, vendieron a las mismas empresas relacionadas el contenido de cobre de los mismos, sistemáticamente por debajo del precio promedio de la bolsa de metales de Londres.
Los mecanismos antes referidos, entre otros, rebajan las utilidades y consecuentemente el pago de impuestos a la renta por parte de las empresas. En Chile, sin embargo, estos últimos son considerados un crédito sobre los impuestos personales que posteriormente deben pagar sus dueños sobre aquella parte de las utilidades que retiren. Es decir, en este país, los impuestos a la renta que pagan las empresas no constituyen sino un anticipo sobre los que luego deben pagar sus dueños. Pues bien, resulta que los inversionistas extranjeros en Chile, están sujetos a una tasa marginal de 35 por ciento sobre las utilidades repatriadas, mientras el dueño de nuestra pastelería queda sujeto a una tasa marginal ¡superior a 40 por ciento!
Lo anterior operaría en caso que efectivamente unos y otros reconocieran retirar utilidades, lo cual todos los propietarios de empresas disfrazan como re inversiones, sea en las mismas empresas que generan las utilidades en primer lugar -la mitad de las gigantescas inversiones de más de cien mil millones de dólares aprobadas por las mineras para los próximos cinco años, corresponden a reinversión de utilidades-, como en una cascada de "inversiones" en una serie de empresas de papel creadas exclusivamente con este objeto. Como resultado de todo ello, en Chile ningún empresario paga la tasa marginal de impuestos a las personas -que en teoría es el único impuesto que se paga-, la que queda en pie solamente para los asalariados de ingresos elevados, a quienes se les descuenta por planilla.
Ni siquiera pagan la tasa de 20 por ciento, que hasta el 2010 era de 17 por ciento, de impuestos anticipados por las empresas, puesto que la liquidación anual termina en una gigantesca devolución de estos anticipos a los dueños. El diario El Mercurio estimó recientemente que las tasa reales de impuestos a la renta que pagan en Chile los empresarios son de 0,7 por ciento para el tramo entre 12.000 y 25.000 dólares mensuales de ingresos y de 9,2 por ciento para los que resultan superiores a esta última cifra.
Pues bien, los propietarios de las mineras hacen uso y abuso de todos estos resquicios, con la ventaja que su tasa marginal es cinco puntos inferior a la de los empresarios chilenos, como se ha mencionado. Con sistemas tributarios tan permisivos en general -cuya corrección constituye otra de las grandes cuestiones pendientes-, la única manera efectiva de recuperar parte de la renta que se apropian las grandes corporaciones rentistas, consiste en someterlas al pago de regalías sobre los recursos extraídos, las cuales en Chile, como se ha mencionado, consisten en un tributo especial cuyo monto equivale a menos de uno por ciento de las ventas.
Resultados
La privatización sin cobro de los recursos ha introducido una distorsión muy grande en la economía chilena. La minería representa dos tercios de las exportaciones del país, cuyo valor equivale, por su parte, a la mitad del PIB. Ni siquiera en la época del salitre se alcanzó una dependencia de esta magnitud, puesto que en 1929 las exportaciones representaban un 29 por ciento del PIB. La minería ha absorbido un tercio de toda la inversión extranjera llegada al país entre 1974 y 2011 y dicha proporción sube de la mitad si se considera la parte proporcional de la inversión en energía, un tercio de la cual se genera para abastecer a la minería. Representa una cuarta parte de las ventas de las cien principales empresas del país y un quinto del PIB. Sin embargo, ocupa ¡sólo 1,5 (uno coma cinco) por ciento de la fuerza de trabajo asalariada nacional!
Si se consideran adicionalmente la agricultura, silvicultura, pesca y energía, es decir, todos los sectores basados en recursos naturales, las cifras anteriores ascienden al 90 por ciento de las exportaciones, el 60 por ciento de la inversión, el 50 por ciento de las ventas y un cuarto del PIB, respectivamente. El empleo total en estos sectores, en cambio, solo asciende al 9,3 por ciento del total de los asalariados.
El asunto va de mal en peor. Si se consideran los grandes proyectos aprobados para el quinquenio 2011-2015, la minería sola absorbe más de la mitad de la inversión, tanto nacional como extranjera, pero dará ocupación permanente a solo un 0,8 por ciento adicional de la fuerza de trabajo asalariada.
Es decir, los grandes inversionistas no son auténticos capitalistas, que vienen a obtener ganancias a partir del valor agregado por sus trabajadores en la producción de bienes y servicios competitivos: los que han llegado vienen por los tesoros con que la naturaleza ha bendecido al territorio, de cuya renta se apropian casi por completo.
Como resultado de la hegemonía de los rentistas, el país ha abrazado el librecambio a ultranza, desmantelando la producción interna. Aparte de las ramas de recursos naturales, la producción se ha restringido solo a aquellas industrias que cuentan con protección natural, como la construcción, el transporte y algunos servicios. Mientras tanto, más de la mitad de la fuerza de trabajo, se encuentra ocupada de modo precario en el comercio, finanzas, servicios sociales y personales, todos ellos de bajo valor agregado. Uno de cada diez trabajadores han estado cesantes, en promedio, desde el golpe de Pinochet.
El poco interés de los grandes rentistas por el valor agregado por el trabajo, ha llevado a descuidar la educación, donde se ha desmantelado el sistema nacional, gratuito y de buena calidad que el país había construido a lo largo de medio siglo, que antes del golpe de 1973 tenía matriculado a uno de cada tres chilenos de todas las edades. Hoy estudian en el sistema público y privado, solo uno de cada cuatro habitantes, pagando elevados aranceles por un servicio deficiente, mientras el gasto público en educación es un tercio inferior al que el país desembolsaba hace cuatro décadas, como porcentaje del PIB.
Las ganancias de las grandes empresas mineras equivalen a un ocho por ciento del PIB y forman parte del excedente de explotación apropiado por el conjunto de las empresas, el que representa la mitad del PIB. De ese total, los dueños de los recursos y el capital, que representan menos del uno por ciento de la población, reinvierten un quinto del PIB y consumen un 30 por ciento del mismo. Mientras tanto, los ingresos del trabajo - que coinciden con los de las familias que responden la encuesta de ingresos de hogares, que en Chile se llama CASEN -, se han visto reducidos a sólo un 40 por ciento del PIB, todo ello según cifras oficiales. Las rentas de la minería resultan decisivas para la distribución del ingreso, así considerada. Ésta empeoró drásticamente entre 2009 y 2011, principalmente por el fuerte crecimiento de aquellas, debido al incremento del precio del cobre entre esos años: los ingresos sumados de todas las familias que responden la CASEN disminuyeron su participación en el PIB ¡desde 45 por ciento el 2009 a 40 por ciento el 2011!
Todo lo anterior sin abordar siquiera el enorme daño ambiental que la depredación de la industria extractiva ha representado para amplias regiones del país y las comunidades que las habitan.
Conclusión
Estos argumentos teóricos y prácticos parecen responder la gran pregunta: el modelo de crecimiento económico basado en la industria extractiva no es consistente con una apuesta por formas de inclusión democrática, calidad de vida y salud ambiental que sean sostenibles en el tiempo.
Un fantasma viene recorriendo el mundo desde principios de los años 2000, que la prensa internacional ha bautizado "nacionalismo de recursos." Desde Bolivia a Uzbequistán y desde Australia al Reino Unido, los gobiernos de los países ricos en recursos naturales han venido renacionalizando o al menos exigiendo una mayor participación en las rentas de sus recursos, que habían sido privatizados durante el período neoliberal.
Quizás el hito más significativo en América Latina y el mundo, por su magnitud, lo constituye la renacionalización en los hechos de Petrobras, bajo la forma de un aumento de capital en que el Estado aportó los recién descubiertos yacimientos submarinos. El Presidente Lula lo denominó "Segunda Independencia," parafraseando al presidente chileno Salvador Allende y declaró que impulsaría una industria local de insumos de nivel mundial. La Presidenta Rousseff ha propuesto recientemente que todas las regalías se destinen a educación, ciencia y tecnología, lo que convertirá a Brasil en líder mundial en la materia, con un 10 por ciento del PIB destinado a ello. 

¿Nos decidiremos los chilenos a reemprender ese camino, durante el próximo gobierno?

¡YO FIRMO! CANNABIS DERECHO A PETICIÓN


A nivel nacional se está desarrollando la campaña YO FIRMO! CANNABIS :: DERECHO A PETICIÓN, para que el Estado de Chile reconozca a las personas el derecho a usar libre y responsablemente Cannabis, en los contextos recreativo, creativo, terapéutico y espiritual.

Quienes convocamos sostenemos que el uso libre y responsable de esta planta ancestral está protegido por la Constitución y los acuerdos internacionales que nuestro país ha suscrito en materia de Derechos Humanos, y que no puede ser comprometido por otras normativas de menor jerarquía, como la Ley 20.000, que alejada de su propósito original de combatir el narcotráfico, ha degradado su aplicación en la persecución de cultivadores y usuarios no comerciales.

La búsqueda del bienestar y la trascendencia, son inclinaciones naturales y propias de la condición material y espiritual del Ser Humano, Derechos Esenciales que al Estado solo cabe reconocer y garantizar, puesto que es un ámbito donde no tiene competencia, según lo comprende la doctrina jurídica y queda bien explicitado en el artículo 5° de la Constitución Política de la República. También la constitución y los acuerdos internacionales consagran el derecho de cada persona a realizar las prácticas que resulten posibles y pertinentes para el cultivo de su dimensión espiritual. Consideramos el uso de la Cannabis una herramienta legítima dentro de esta búsqueda, y aspiramos a que se devele su total legalidad.

Si bien la campaña se hace efectiva a través del ejercicio del Derecho a Petición, facultad que la misma constitución reconoce y garantiza en el Articulo 19 N°14, el cuál será presentado a las más altas autoridades en materia de Ley y Justicia, ésta no tiene el ánimo de "pedir permiso" sino de exponer el planteamiento jurídico que someramente se expone en el párrafo anterior, y una situación de hecho: los usuarios de Cannabis, en sus distintos contextos, están dispuestos a presentarse ante la cultura y la sociedad como lo que son, ciudadanos responsables, con discernimiento, que han hecho una opción por una práctica milenaria que se ofrece como instrumento para la legítima búsqueda del bienestar y la evolución personal y colectiva.

Se trata de vivificar y evolucionar en la interpretación de la norma constitucional, visualizar el alcance de los derechos que garantiza, y como consecuencia quede claro al Estado su obligación de recrear la letra y la aplicación de normas como la Ley 20.000 en este caso, a fin de que expresen el respeto a las garantías constitucionales.

Dicho de otro modo, así como están las cosas, desde el punto de vista del Derecho y la Constitución, no existe motivo jurídicamente fundado para perseguir penalmente el cultivo para el consumo personal, ni para castigarlo como una falta. No obstante lo que diga la Ley de Drogas, no puede perseguirse una conducta que solo lleva al ejercicio de una práctica legítima, amparada por la Constitución, que además ni siquiera está prohibida por esta misma Ley, como es el consumo personal de Cannabis.

Lo que falta para ordenar esta situación de discriminación, que ha venido comprometiendo la dignidad y la libertad de las personas, sus familias y la comunidad, en muchos planos, que es de dominio público y está en conocimiento de las autoridades hace rato ya, es solo la voluntad de hacer el ajuste, una fuerza que lo precipite. Por eso el énfasis de esta campaña lo ponemos en el protagonismo de las personas ejerciendo poder sobre su propia existencia, para cuidar de sí y de sus comunidades. Es un llamado a los usuarios responsables, conocedores de los efectos y beneficios de esta planta medicinal, y a los no usuarios también, las personas sensatas, informadas, que han podido trascender el velo de prejuicio, confusión e ignorancia que la "guerra contra las drogas" ha instalado, y reivindicar una mirada de otra categoría sobre la convivencia social. Un ejercicio de instalación de un nuevo paradigma.

Las autoridades, en los diferentes gobiernos hasta ahora, teniendo la información, teniendo la obligación de ordenar, no lo han hecho, y han participado del juego que ha impuesto esta política criminal en contra -supuestamente- de "las drogas", desconociendo la más elemental comprensión de la naturaleza humana, los principios básicos del Derecho, los conocimientos de la ciencia ejercida libremente por el investigador, la sabiduría ancestral, y los hechos.

El cambio no puede simplemente esperarse o exigirse, este es el fundamento estratégico de esta iniciativa ciudadana, en la que convergen usuarios, activistas, profesionales, políticos, organizaciones sociales y espirituales, entre otros miembros de la comunidad nacional. El cambio hay que hacerlo, y somos las personas las llamadas a realizarlo, haciendo la parte que nos toca, que es mucho más profunda e interesante que reclamar a las autoridades para que hagan la suya.

Se trata de que cada uno viva con consecuencia, a todo evento, ocupando el espacio que le es propio, cuidando de las condiciones en que la vida puede verdaderamente expresarse y evolucionar.
Esto puede resultar teórico o esotérico para quien no se ha empeñado en estas materias, poco practico para quien trata de buscar fuera de si, no obstante, es con certeza lo que hace falta: comprender con más profundidad nuestra naturaleza y su posibilidad, las condiciones en que puede actualizarse, explorar, soltar todo apego a los falsos brillos que la cultura hoy promueve, juntarnos para eso, sentir y hacer sentir el poder que tenemos en nuestras manos.

Para sorpresa de los más escépticos esto existe, está en desarrollo, individual y colectivamente, para muchas personas, en nuestro país y en el mundo entero, y en muchos casos el empleo de plantas enteógenas, como la Cannabis entre otras, ha jugado y juega en la actualidad un importante papel para el enriquecimiento de la percepción y la expansión de la Conciencia, experiencias que permiten de manera concreta el acceso a una nueva perspectiva, a un cambio en la mirada, al descubrimiento de otras posibilidades, fuera del "más de lo mismo".

Esta campaña entonces no trata solo de recuperar el uso libre de esta planta maestra, por una mera afirmación de la libertad individual o un placer hedonista y mezquino, sino que ella expresa compromiso con una visión de Ser Humano que es espíritu encarnado, que se realiza plenamente en el ejercicio de sus derechos esenciales en primer término, como un eje que debe instalarse en el sentido común y las políticas públicas, en la convivencia entre personas y naciones. Por esto la invitación es a las personas para hacerse presente, hacerse parte, para dar cuenta en el sentido de dar la cara activamente, para venir a decir y mostrar quienes son, como viven y por que, con respeto y valor por si mismos.

Desde este ejercicio tan personal, se precipita el cambio en otros planos que nos resultan más ajenos, como la modificación de la ley 20.000, la política de la Fiscalía Nacional o el criterio de los jueces para su aplicación.

Nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, no escribimos las leyes ni las cambiamos, ni las aplicamos, pero quienes lo hacen no pueden sino hacerlo en razón de los hechos que nosotros realizamos, cuando los desplegamos con suficiente unión, fuerza y convicción.
La campaña se materializa en la firma notarial del escrito que será presentado a las autoridades, el que se encuentra en notarías a lo largo del país, y en la inscripción virtual a través de un formulario electrónico al que se tiene acceso en el blog:

Donde también pueden verse el escrito, sus anexos y la lista de las personas que ya se han sumado.

Yo firmo, ¿y Usted?