A nivel nacional se está desarrollando la campaña YO FIRMO!
CANNABIS :: DERECHO A PETICIÓN, para que el Estado de Chile reconozca
a las personas el derecho a usar libre y responsablemente Cannabis, en los
contextos recreativo, creativo, terapéutico y espiritual.
Quienes convocamos sostenemos que el uso libre y
responsable de esta planta ancestral está protegido por la Constitución y los
acuerdos internacionales que nuestro país ha suscrito en materia de Derechos
Humanos, y que no puede ser comprometido por otras normativas de menor
jerarquía, como la Ley 20.000, que alejada de su propósito original de combatir
el narcotráfico, ha degradado su aplicación en la persecución de cultivadores y
usuarios no comerciales.
La búsqueda del bienestar y la trascendencia, son
inclinaciones naturales y propias de la condición material y espiritual del Ser
Humano, Derechos Esenciales que al Estado solo cabe reconocer y garantizar,
puesto que es un ámbito donde no tiene competencia, según lo comprende la
doctrina jurídica y queda bien explicitado en el artículo 5° de la Constitución
Política de la República. También la constitución y los acuerdos
internacionales consagran el derecho de cada persona a realizar las prácticas
que resulten posibles y pertinentes para el cultivo de su dimensión espiritual.
Consideramos el uso de la Cannabis una herramienta legítima dentro de esta búsqueda,
y aspiramos a que se devele su total legalidad.
Si bien la campaña se hace efectiva a través del
ejercicio del Derecho a Petición, facultad que la misma constitución reconoce y
garantiza en el Articulo 19 N°14, el cuál será presentado a las más altas
autoridades en materia de Ley y Justicia, ésta no tiene el ánimo de "pedir
permiso" sino de exponer el planteamiento jurídico que someramente se
expone en el párrafo anterior, y una situación de hecho: los usuarios de
Cannabis, en sus distintos contextos, están dispuestos a presentarse ante la
cultura y la sociedad como lo que son, ciudadanos responsables, con
discernimiento, que han hecho una opción por una práctica milenaria que se
ofrece como instrumento para la legítima búsqueda del bienestar y la evolución
personal y colectiva.
Se trata de vivificar y evolucionar en la
interpretación de la norma constitucional, visualizar el alcance de los
derechos que garantiza, y como consecuencia quede claro al Estado su obligación
de recrear la letra y la aplicación de normas como la Ley 20.000 en este caso,
a fin de que expresen el respeto a las garantías constitucionales.
Dicho de otro modo, así como están las cosas, desde
el punto de vista del Derecho y la Constitución, no existe motivo jurídicamente
fundado para perseguir penalmente el cultivo para el consumo personal, ni para
castigarlo como una falta. No obstante lo que diga la Ley de Drogas, no puede
perseguirse una conducta que solo lleva al ejercicio de una práctica legítima,
amparada por la Constitución, que además ni siquiera está prohibida por esta
misma Ley, como es el consumo personal de Cannabis.
Lo que falta para ordenar esta situación de
discriminación, que ha venido comprometiendo la dignidad y la libertad de las
personas, sus familias y la comunidad, en muchos planos, que es de dominio
público y está en conocimiento de las autoridades hace rato ya, es solo la
voluntad de hacer el ajuste, una fuerza que lo precipite. Por eso el énfasis de
esta campaña lo ponemos en el protagonismo de las personas ejerciendo poder
sobre su propia existencia, para cuidar de sí y de sus comunidades. Es un
llamado a los usuarios responsables, conocedores de los efectos y beneficios de
esta planta medicinal, y a los no usuarios también, las personas sensatas,
informadas, que han podido trascender el velo de prejuicio, confusión e
ignorancia que la "guerra contra las drogas" ha instalado, y
reivindicar una mirada de otra categoría sobre la convivencia social. Un
ejercicio de instalación de un nuevo paradigma.
Las autoridades, en los diferentes gobiernos hasta
ahora, teniendo la información, teniendo la obligación de ordenar, no lo han
hecho, y han participado del juego que ha impuesto esta política criminal en
contra -supuestamente- de "las drogas", desconociendo la más
elemental comprensión de la naturaleza humana, los principios básicos del
Derecho, los conocimientos de la ciencia ejercida libremente por el
investigador, la sabiduría ancestral, y los hechos.
El cambio no puede simplemente esperarse o exigirse,
este es el fundamento estratégico de esta iniciativa ciudadana, en la que
convergen usuarios, activistas, profesionales, políticos, organizaciones
sociales y espirituales, entre otros miembros de la comunidad nacional. El
cambio hay que hacerlo, y somos las personas las llamadas a realizarlo,
haciendo la parte que nos toca, que es mucho más profunda e interesante que
reclamar a las autoridades para que hagan la suya.
Se trata de que cada uno viva con consecuencia, a
todo evento, ocupando el espacio que le es propio, cuidando de las condiciones
en que la vida puede verdaderamente expresarse y evolucionar.
Esto puede resultar teórico o esotérico para quien
no se ha empeñado en estas materias, poco practico para quien trata de buscar
fuera de si, no obstante, es con certeza lo que hace falta: comprender con más
profundidad nuestra naturaleza y su posibilidad, las condiciones en que puede
actualizarse, explorar, soltar todo apego a los falsos brillos que la cultura
hoy promueve, juntarnos para eso, sentir y hacer sentir el poder que tenemos en
nuestras manos.
Para sorpresa de los más escépticos esto existe,
está en desarrollo, individual y colectivamente, para muchas personas, en
nuestro país y en el mundo entero, y en muchos casos el empleo de plantas enteógenas,
como la Cannabis entre otras, ha jugado y juega en la actualidad un importante
papel para el enriquecimiento de la percepción y la expansión de la Conciencia,
experiencias que permiten de manera concreta el acceso a una nueva perspectiva,
a un cambio en la mirada, al descubrimiento de otras posibilidades, fuera del
"más de lo mismo".
Esta campaña entonces no trata solo de recuperar el
uso libre de esta planta maestra, por una mera afirmación de la libertad
individual o un placer hedonista y mezquino, sino que ella expresa compromiso
con una visión de Ser Humano que es espíritu encarnado, que se realiza
plenamente en el ejercicio de sus derechos esenciales en primer término, como
un eje que debe instalarse en el sentido común y las políticas públicas, en la
convivencia entre personas y naciones. Por esto la invitación es a las personas
para hacerse presente, hacerse parte, para dar cuenta en el sentido de dar la
cara activamente, para venir a decir y mostrar quienes son, como viven y por
que, con respeto y valor por si mismos.
Desde este ejercicio tan personal, se precipita el
cambio en otros planos que nos resultan más ajenos, como la modificación de la
ley 20.000, la política de la Fiscalía Nacional o el criterio de los jueces
para su aplicación.
Nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, no escribimos las leyes
ni las cambiamos, ni las aplicamos, pero quienes lo hacen no pueden sino
hacerlo en razón de los hechos que nosotros realizamos, cuando los desplegamos
con suficiente unión, fuerza y convicción.
La campaña se materializa en la firma notarial del
escrito que será presentado a las autoridades, el que se encuentra en notarías
a lo largo del país, y en la inscripción virtual a través de un formulario
electrónico al que se tiene acceso en el blog:
Donde también pueden verse el escrito, sus anexos y
la lista de las personas que ya se han sumado.
Yo firmo, ¿y Usted?